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El poder de las emociones

El miedo es la enfermedad más sutil y destructiva de todas la enfermedades humanas. El miedo mata sueños, esperanzas, envejece y nos enferma. Nos detiene a seguir a nuestro corazón. Pensamos una cosa, sentimos otra y finalmente actuamos de modo que ni una cosa ni la otra. Y así nos va, enfermamos y aparecen dificultades en nuestra vida que nos impiden alcanzar nuestro bienestar emocional, nuestra paz y nuestra felicidad.

Nuestro estado de incoherencia entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos se manifiesta en nuestra vida. Y aún así pensamos que «tenemos mala suerte», que «esta es la cruz que Dios me ha enviado», «hay pobrecito de mi», «siempre me pasan las desgracias a mi»… Nos volvemos víctimas de la vida, creemos que nada depende de nosotros cuando lo que está sucediendo es todo lo contrario, la causa de todo lo que ocurre fuera, está en nosotros.

Como nos demuestra la Física Cuántica y los antiguos místicos y filósofos ya decían, todo es vibración. Nuestro corazón emite una frecuencia que se expande al Campo de las infinitas oportunidades. Por ello cuando estamos en incoherencia, esas incoherencias se proyectan en nuestra vida en forma de accidentes, enfermedades o dificultades. Como ejemplo, el que os conté en otro post cuando me rompí el diente al separarme de mi padre con doce años. No quería separarme de él, pero como mis hermanos se iban a vivir con mi madre, pues yo hice lo que hacían mis hermanos. Actuando en incoherencia la vida me mostró mi estado emocional  (pala izquierda=padre; ruptura=separación).  «Pedimos» cosas al Campo Cuántico y la vida nos responde, pero vivimos tan dormidos que no sabemos ver las incoherencias que proyectamos.

Trabajamos en cosas que no nos gustan y seguimos quejándonos que si nuestro jefe, nuestro compañero, nuestro cliente…. despotricamos contra los demás cuando la causa de todo lo que me sucede no está fuera sino dentro, si sigo viviendo en incoherencia, la vida, el Campo, Dios o llámalo como quieras, te va a traer aquello que estás proyectando.

Del mismo modo, si vivo en coherencia entre lo que pienso siento  y hago, permito que la energía fluya en todo mi Ser y puedo canalizarla para conseguir aquello que quiera alcanzar, siempre que haya una intención dentro de mi corazón y no la proyecte desde la carencia y la necesidad, la vida me irá abriendo el camino, siempre que viva en el momento presente y dando lo mejor de mi mismo aquí y ahora, la vida me ira ofreciendo oportunidades, pero si estoy más pendiente del futuro por el miedo, proyectarás ese miedo, esa carencia. Créete que ya eres abundante, y fluye en el momento presente.

El conflicto entre lo que pienso y lo que siento

Pensamos en blanco y sentimos en negro. ¿Qué nos pasa a la sociedad que nos hemos desconectado de lo que siente nuestro corazón? ¿Por qué no lo escuchamos? ¿Cuál es el miedo que nos paraliza a llevar a cabo la llamada interna? ¿Cuál es el beneficio de mantenernos en al zona de confort?

La zona de confort, aquella zona que nos hace seguir siendo como somos, seguir llevando la vida que llevamos, seguir sintiendo la infelicidad que sentimos.

«Si buscas resultados diferentes, no hagas simpre lo mismo» decía Albert Einstein

Tenemos miedo al cambio, miedo a la incertidumbre, y queremos tenerlo todo controlado. Nuestra mente deambula entre pasado y futuro para que las cosas sean como a uno le gustaría que fuesen, decepcionándose porque no le quieren como le gustaría que le quisieran, porque no trabaja de lo que en verdad le gustaría trabajar, no vive la vida que querría vivir… Nos pasamos el tiempo quejándonos y siendo víctimas del mundo por miedo a la incertidumbre, miedo al cambio.

Mantenemos relaciones «de mierda» con personas que no amamos porque seguimos en el programa de desvalorización que ha reinado en el clan familiar, o seguimos anclados a esa relación por las creencias sociales que nos limitan, pensando que mis hijos tienen que tener una imagen de familia, o qué imagen vamos a dar en esta sociedad si dejamos la relación… y así un larguísimo etcétera basado en creencias que nos limitan la vida.

Vivimos desconectados de nuestras emociones, sin llegar a tomar conciencia de lo que eso significa, nos identificamos con la imagen que tenemos de nosotros mismos, el ego, el «yo», y cuando sentimos una emoción que duele, la tapamos, nos desvinculamos de ella para no sentirla, porque nos da miedo el dolor, el cambio, la incertidumbre, la muerte… Nos han enseñado a no expresar, a que llorar no es de hombres, a que no podemos mostrar nuestra invulnerabilidad. Tenemos unas creencias en nuestra mente tan arraigadas que nos impiden ser como realmente somos.

Utilizamos cualquier excusa para no sentir las emociones:

  1. Comemos con ansiedad aunque no tengamos hambre, de este modo la sangre en vez de estar en tu cabeza baja al estómago y nos cuesta más pensar. Inhibimos así los pensamientos para no conectar con las emociones que hay detrás.
  2. Consumimos alcohol de manera excesiva. Atontando nuestro consciente para dejarnos llevar por los programas inconscientes que controlan nuestra vida, sin pararnos a pensar en la emoción y los sentimientos que yacen detrás de esos comportamientos.
  3. Consumimos drogas para desconectarnos de nuestro estado consciente, para llenar un vacío emocional.
  4. Estamos atontados viendo el televisor con las noticias, películas, culebrones, pasatiempos….

Y así un largo etcétera de cosas que hacemos para no atender a nuestro cuerpo, no sentir esa emoción que molesta, no escuchar los pensamientos que incordian, los sentimientos que duelen, que deprimen, que incomodan. Pero la emoción es un mecanismo de supervivencia del ser humano, nos permite adaptarnos a las nuevas circunstancias y es un indicio de que algo pasa. Parar a sentir y escuchar nuestro cuerpo es una manera de conectarnos con nosotros mismos para hacer uso del mayor poder que alberga en nuestro interior.

El poder de las emociones. Bioneuroemoción

Las emociones y su sentido biológico

La palabra emoción proviene del latín del verbo «emovere», formado por el prefijo «e/ex» (retirar, desalojar, hacer mover) y el verbo «movere» (mover, trasladar, hacer mover). Por lo tanto, una emoción es algo que saca a uno de su estado emocional y que implica un movimiento en una dirección concreta. Al mismo tiempo emoción en inglés se dice «emotion», y «motion» significa movimiento.

Por lo tanto, ¿qué significan las emociones en nuestra vida y en nuestra biología y para qué las reprimimos? Las emociones no son ni buenas ni malas, son necesarias y cada una de ellas tiene un sentido biológico que permite al ser humano adaptarse al entorno que está percibiendo.

Las respuestas emocionales quedan grabadas en nuestra genética como ya demuestra la Epigenética Conductual, heredamos los impactos emocionales vividos por nuestros antepasados y por ello un mismo acontecimiento es vivido por cada individuo de manera muy diferente. Así cada uno va creando un mapa cerebral que represente su manera de percibir el mundo según su herencia epigenética, sus vivencias, creencias, opiniones, pensamientos, deseos… de aquí que cada percepción que tenemos es diferente del resto, es una interpretación.

El doctor David R. Hawkins, pionero de la medicina y de la investigación de la conciencia, y maestro de Un Curso de Milagros, en su obra «Dejar ir» refiere cómo todo emite energía, ya sea positiva o negativa. Nos dice que, «intuitivamente, percibimos la diferencia entre una persona positiva (agradable, genuina, considerada) y otra negativa (avariciosa, mentirosa, rencorosa). La energía de la Madre Teresa era obviamente diferente a la de Adolf Hitler; la energía de la mayoría de los humanos está en algún lugar intermedio a esos extremos.»

Por lo tanto nuestro corazón emite una  vibración, nuestra fisiología muestra nuestro estado emocional, se percibe claramente en el rostro la tristeza, la rabia, el miedo, la alegría o el asco, al igual que un cuerpo que se siente feliz expande el torso hacia el universo, mientras que uno que siente triste lo encoge y lo encorva.

Miedo vs Amor

El miedo facilita la respuesta de huída ante diferentes peligros, incluso nos permite mantenernos inmóviles cuando nos va la vida en ello. Esta emoción puede resultar dañina si se extiende en el tiempo más de lo necesario. El inconsciente tiene la capacidad de revivir el miedo sin necesidad de estar en contacto con el peligro real, nos mantiene alerta para estar preparados ante posibles dificultades en el futuro.

El ser humano tiende a pre-ocuparse por el futuro, proyectando que lo que ha sucedido en el pasado, pueda ser igual en el futuro. Habitualmente, cuando llega ese día, el «problema» que preocupa al individuo no es tan grave como lo imaginaba o simplemente no es como lo imaginaba.

Las preocupaciones son miedos crónicos, la paranoia es su expresión máxima. Como nos dice el Dr. David R. Hawkins, «en las formas más simples del miedo, podemos sentir incomodidad, mientras que en las más graves, nos volvemos asustadizos, cautelosos, tensos, tímidos, inexpresivos, supersticiosos, desconfiados, inseguros, temerosos y suspicaces. Podemos sentir miedo en infinidad de momentos, miedo a amar, a sufrir, a vivir, al peligro, a la crítica, a la desaprobación, al ridículo, a los sentimientos, a las represalias… El miedo es tan pandémico en nuestra sociedad que gobierna el mundo. El Dr. Hawkins trató a miles de pacientes durante décadas de práctica clínica y pudo estudiar a fondo cada una de las emociones que limitaban a sus pacientes y cómo el miedo, al relacionarse con la supervivencia, la mente le concede un trato especial.»

«El miedo es una infalible herramienta de dominación social, un simple titular en las noticias sobre un acto terrorista puede paralizar a la gente impidiéndoles vivir tranquilos, ahora ya no sólo tienen miedo a la muerte, sino que tienen miedo a vivir. La neurosis de ansiedad, como dice el Dr. Hawkins, se da cuando todos los dispositivos compensatorios de la mente fallan y el miedo se vierte en la conciencia con ataques de ansiedad y fobias. Destacando también que el Valium es uno de los fármacos más vendidos en Occidente.»

«Una de las leyes de la conciencia es que «el amor cura el miedo», tema central en muchos de los libros de la psiquiatra Jerry Jampolsky ( como «Amar es liberarse del miedo»). También fue la base para la sanación en el Centro de Curación por las Actitudes en Manhasset, Long Island, del que el Dr. Hawkins fue cofundador y consejero médico. Este es el mecanismo de curación utilizado por los grandes santos y sanadores iluminados cuya mera presencia tiene el poder de curar por la enorme vibración que sus corazones y sus pensamientos de amor irradian. Esto es la sanación espiritual, conectar con la energía de la Consciencia que permite que todos nuestros miedos desaparezcan y se canalice el amor incondicional a cualquier forma de vida.»

«A la Madre Teresa se le atribuye la curación de un gran número de personas por este mismo mecanismo del amor incondicional y la presencia iluminada. En muchos hospitales la energía es muy baja, se ven a los pacientes rodeados de sus familiares, y pensaréis ¿cómo si el amor cura, el amor de los familiares no cura a los pacientes? La respuesta es clara, pues las emociones y los pensamientos de estas familias son de miedo, tristeza, angustia y culpa.»

Fue Jesucristo quien dijo que todos nosotros por la fe tenemos potencialmente el poder de curar. Son nuestros pensamientos de miedo lo que impiden que podamos experimentar el amor que yace en lo más profundo de nuestro Ser. Hoy en día se realizan retiros o cursos en los que nos enseñan a conectarnos con el momento presente, permitiendo que se inhiban los pensamientos de miedo que están anclados en el pasado o el futuro. Muchas personas, como fue mi caso, se curan pero, después de esa experiencia de amor y paz interior, pueden volver a recaer en la enfermedad si no son capaces de elevar su nivel de conciencia por ellas  mismas.

El poder de las emociones. Bioneuroemoción

En mi publicación sobre el despertar, os cuento cómo experimenté aquella mágica vivencia en que todos mis miedos desaparecieron de mi mente. Durante el curso experimenté mi miedo al contacto con los hombres, cualquier roce me hacía estar alerta, sin embargo ese miedo con las mujeres no lo experimentaba. En mi proceso de autoindagación tomé conciencia de que tenía miedo a que los hombres se enamorasen de mi, pero, si mi percepción es siempre una interpretación, de lo que en realidad tengo miedo es a enamorarme. En mis próximas publicaciones os hablaré de este miedo a enamorarme que me limitaba en la vida y al que sigo haciendo frente en muchas ocasiones.

Al finalizar el curso, mediante la experiencia de vivir en el aquí y el ahora durante dos semanas, experimenté un amor incondicional hacia todo el mundo, fuera hombre o mujer, era algo mágico poder vivir sin miedos, experimentando la paz y la felicidad a cada instante del día. La experiencia que viví en la playa fue transpersonal, como os cuento en la publicación, toda una energía de amor se canalizaba por mi pecho, y cuando mis pensamientos se activaban, dejaba de temblar y de sentir, así que dejé de pensar para experimentar esa energía que me conectaba con la Consciencia universal. Aquella noche regresé a mi casa dando gracias a Dios, por permitirme experimentar aquello que hay más allá de nuestros pensamientos, ese nivel de conciencia que nos eleva a un estado vibracional superior, que nos llena de amor, paz y de felicidad. Un estado vibracional que se acerca a la energía divina creadora de la vida, todo un maravilloso acto de amor.

Estamos muy confundidos pretendiendo buscar la felicidad fuera de nosotros, la felicidad es un estado y el camino de la autoindagación nos permite quitarnos esas barreras del miedo, esas creencias que nos separan. Después de aquella mágica experiencia mis pensamientos volvieron a mi mente, mis miedos volvieron a mi, pero ahora tenía las herramientas para inhibirlos, ahora trabajo la mente de modo que me permita vivir en paz, desde el amor y la compasión. Mi trabajo me permite acompañar a otros a ver cómo sus miedos mentales les limitan y les impiden vivir en paz. La autoindagación duele, porque saca a la luz todas esas emociones reprimidas, pero lo que no nos cuentan es la liberación emocional, la paz y el bienestar que alcanzas cuando te liberas de ellas.

«A la cueva que más temes entrar, está el mayor tesoro que puedas encontrar» Joseph Campbell

Me despido con una bella frase de Un Curso de Milagros que dice así:

«A medida que el perdón permita que el amor retorne a mi conciencia, veré un mundo de paz, seguridad y dicha». Libro de ejercicios: Lecc. 55, pág. 97

 

Referencias Bibliográficas: Dr. David R. Hawkins, «Dejar ir»

Pd.: Para aquellos que estén interesados, recomiendo el libro del Dr. David R. Hawkins, «Dejar ir«, basado en su experiencia personal y en sus más de 40 años de práctica clínica, el Dr. Hawkins nos propone trabajar conjuntamente con las herramientas del perdón y el dejar ir para mantener en todo momento la paz mental y la alegría, y facilitar la curación.

Este viaje que nos lleva del estrés a la paz no solo es posible, sino que está a nuestro alcance. Como nos recuerda el autor, el sol siempre radiante, se hace visible cuando las nubes se despejan. El proceso de dejar ir acelera enormemente la consecución de nuestros objetivos en todos los ámbitos de la vida.

Este es un libro escrito con el corazón, y por la mera exposición a la información que contiene, ayuda  al lector a dar su siguiente paso en la vida.

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Patricia Guijarro

Acompañante y mentora de mujeres que quieren mejorar su autoestima, salud y bienestar emocional. Inconformista y buscadora de la verdad, he descubierto el poder que tienen las emociones y los pensamientos en nuestra vida.

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