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La sombra y el posicionamiento de la psique

Después de la fuerte crisis económica y social que ha atravesado el planeta, y de la que España ya parecía que veía la luz, se suma el tema del independentismo en nuestro país que a muchos empresarios y no empresarios tanto les trae de lado este tema.

Unos que se quieren ir, otros que no quieren que se vayan y otros que quieren vivir en paz. ¿Y cuál es la solución?

Unos ejercen la fuerza para que los otros no se vayan y estos otros se revelan para poder irse. En definitiva, cada uno en su extremo, en su polaridad, aferrado a que sus creencias son la verdad. ¿Y cuál es la verdad?

Estamos programados

El ser humano nace con una programación familiar que hace que esa información se manifieste en su vida de una manera o en la polaridad contraria, pero como ya os he dicho en otros posts, la información ni se crea ni se destruye, se transforma, pudiéndose expresar en una polaridad o en otra, siendo lo más correcto no posicionarse en ninguno de los extremos, para poder ver con claridad. Porque todo lo que observamos lo filtramos con nuestra percepción que está condicionada por nuestras creencias.

Mi experiencia me ha hecho tomar conciencia de muchas de mis creencias, en el caso del que os hablo hoy, de mi posición frente al independentismo, en definitiva de mi programación inconsciente.

Al tener un padre militar y buscar toda mi vida su cariño y reconocimiento, he ido conformando en mi una identidad que apoyaba la parte más derechista de la ideología política. Recuerdo la primera vez que voté con dieciocho años, aun sin tener ni idea del programa político que presentaba cada partido, y sin tener ni idea de política, apoyé a la derecha porque apoyaba fielmente la ideología de mi familia. A esto se le llama lealtad familiar, otra creencia limitante de la que os hablaré en otro momento 😉

Con el paso de los años, y teniendo algo más de sentido común frente a la política he ido dejando de lado todo ese tema porque me he dado cuenta de que el poder corrompe, ya seas de un color o de otro, el ego de cada uno va a buscar ponerse medallitas para dar una imagen social y ganar votos, pero ninguno de ellos va a rebajar su nivel económico y asemejarse más al ciudadano de a pie y poder dar un gran ejemplo de humildad y equidad.

Ninguno de ellos va a pensar más en el desastre natural y humano que provoca la economía y el poder, ni ninguno se va a parar a tomar conciencia de la catarsis mundial a la que están llevando al planeta.

Los líderes políticos representan la conciencia de la sociedad, con sus creencias limitantes vienen a representar la sombra colectiva, aquello que la sociedad no se permite expresar, lo expresa mediante el voto, para que sea el político el que le ponga voz a toda esa sombra social.

De un color o de otro, de un bando o del otro, de una religión o de la otra. Al final es armarse una máscara para defender a muerte unas creencias, para mantener firme la identidad del ego, que se engorda cada vez que nos posicionamos.

Cada uno desde su vivencia personal o desde la de sus ancestros defenderá unas creencias, que no son ni buenas ni malas, son las que son. Que las contrarias no son lo que tenemos que exterminar. Porque detrás de cada creencia, detrás de cada máscara de identidad, está la bondad inherente del ser humano.

Detrás de cada acto de odio, de violencia, de miedo, existe una intención positiva, existe una búsqueda de amor.

Rechazamos nuestra sombra

Los extremos representan la polarización más radical de una creencia. Siguiendo con el tema del Independentismo en Cataluña, cuando se proclamó el Referendum el 1 de Octubre de 2017, el Estado envió todas sus Fuerzas para impedir un acto que iba en contra de la ley. Un acto que se realizaba de manera pacífica y que acabó siendo un enfrentamiento inmoral e inhumano.

A partir de ese día se pudieron observar todo tipo de actos violentos tanto de un bando como del otro. Ninguno de ellos es justificable porque la violencia es el acto más deshumanizado del hombre, es una capacidad de desvincularnos de nuestro ego para pasar a ser meras herramientas de destrucción, todo para conseguir defender nuestros ideales.

Al polarizarnos en un bando o en otro, estamos negando al opuesto, estamos dándole más fuerza a nuestra propia sombra, aquello que no nos permitimos ser. Creemos que negando al opuesto prevalecerán nuestras creencias y así creceremos más económicamente en el caso que os planteo.

Pero, si alcanzase Cataluña la independencia y con el paso de los años lograsen su objetivo deseado, ¿habría más bienestar social? ¿O seguiría la gente igual de infeliz que lo está ahora? Y hago la misma pregunta para los no-independentistas, si España siguiese unida, ¿será un progreso económico? ¿y social?

Lo que más me importa a mi es el progreso social, porque que un pueblo se separe con unas intenciones podría estar justificado si el objetivo es alcanzar un bienestar social, aunque temo que por mucho dinero que tenga un país independiente, nunca podrá comprar la felicidad.

Por ello la raza humana sigue poniendo límites, fronteras, creencias…seguimos negando nuestra sombra, seguimos negando al opuesto. Las religiones siguen queriendo imponer su verdad, seguimos matándonos por ideales, por dinero… Seguimos engordando nuestro ego y deshumanizándonos, en vez de sentarnos a hablar con nuestra sombra, la rechazamos.

El psicólogo y psiquiatra Carl Gustav Jung, que nos hablaba del inconsciente colectivo y de la sombra, decía, «prefiero ser un hombre completo que ser un hombre bueno». A lo que se refería es que prefería aceptar su sombra, aquello que no se permitía ser, en vez de sólo mostrar su luz y lo que es políticamente correcto según su percepción.

Porque la sombra siempre la vamos a proyectar fuera de nosotros, viéndola en los actos de los demás y provocándonos un sensación de rechazo, alterando nuestro estado emocional.

Lealtad familiar

El día 8 de octubre de 2017 hubo una manifestación en Barcelona en apoyo a la unión de España y de Cataluña. Yo que llevaba unos meses viviendo en Barcelona me sentía muy afectada con el tema del independentismo, no alcanzaba a entender por qué la gente quería desindentificarse con una nación que era de todos y para todos, lo veía un acto de egoísmo, y me provocaba cierto rechazo hacia el independentista.

Aquel día me junté con mi familia materna que son catalanes y todos apoyan la unidad de España. Nuestras creencias nos unían, el sentimiento fraternal era pletórico, todos pertenecientes a una misma ideología, reconocidos por la masa social.

Aquel día regresé a mi casa orgullosa de haber podido expresar pacíficamente mi opinión, sin que se me tachara de fascista por llevar una bandera de mi país, aquel día mi ego se puso gordo gordo.

 

La sombra y el posicionamiento de la psique

 

Con el paso de los días la situación se enturbiaba por los grupos de wassap. Tengo dos amigos que apoyan el independentismo, uno más radical que el otro pero al final los dos se polarizaban en ese bando, mientras que yo me polarizaba en el otro.

Con uno podíamos mantener conversaciones civilizadas en las que lográbamos escucharnos y respetarnos, pero con el otro se tensaban las conversaciones y yo me sentía juzgada y tachada de fascista, ahora tengo  claro que no era por lo que él me dijera, sino por mi posicionamiento tan firme y tajante.

Mi toma de conciencia

Días después se organizó otra manifestación en la que en aquella ocasión decidí no sumarme al movimiento. Empecé a entender que me polarizaba en ese bando obviamente por la información que predomina en mi familia.

Que me sentía identificada con los guardias de Uniforme porque para mi inconsciente, representaban a mi padre. El inconsciente no juzga, es irracional y atemporal. Para la psique el arquetipo padre puede representarse de muchas maneras, por ejemplo en tu jefe, tu hijo, tu marido, tu hermano…

Por lo tanto para mi inconsciente aquellos hombres vestidos de uniforme eran mi padre.

Me encontré ante dos sentimientos contradictorios, nunca habría justificado aquella violencia que se ejerció en algunos sitios contra gente pacífica y por otro lado apoyaba todo lo que tenían que aguantar aquellos guardias que hacían su trabajo para que se cumpliera la ley.

Sé que la imagen de toda una institución como son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se ve manchada por la actuación de cuatro inhumanos, al igual que la imagen de muchas manifestaciones pacíficas se ve ensuciada por cuatro extremistas radicales. A lo que voy es que en cada bando hay extremistas capaces de dehumanizar una actuación.

Me sentía impotente, entre dos bandos, hasta que mi inconsciente, que no entiende de lugares ni de personajes, sólo entiende de emociones, me llevó a lo más profundo de mi psique.

Entendí que estaba reviviendo una situación familiar. La separación entre mi madre y mi padre. Ambos con mentalidades muy diferentes de educar, mi padre desde la norma y la disciplina (el Estado español), y mi madre desde la libertad y el no libertinaje (Cataluña).

Como os digo, el inconsciente no diferencia entre mi familia o la familia simbólica que representa sentirse parte de una nación. La mente utiliza simbolismos y arquetipos para racionalizar y darse sus explicaciones, pero cada concepto lleva asociado un significado y una emoción.

Mi inconsciente estaba reviviendo de alguna manera una separación en la que yo no podía hacer nada y que viví desde la impotencia y la tristeza.

Cuando tomé conciencia de que me estaba polarizando hacia unos ideales con los que no me identificaba y que si lo hacía era por la búsqueda inconsciente del reconocimiento de mi padre y por la lealtad al clan, me paré a reflexionar desde el no juicio, desde el no posicionamiento.

Entendí que la psique humana tiene miedo al cambio, a la incertidumbre. Que el Estado español tiene miedo al cambio, y por ello ejercen la fuerza para mantenerse en la zona de confort, sin escuchar la opinión de una parte de la sociedad.

Como os hablo en otro post, el ego nos crea una identidad con la que nos identificamos y defendemos nuestras creencias hasta matar. Pero que detrás de esa identidad todos somos lo mismo. Unos blancos, otros negros, unos del Barsa otros del Madrid, unos nacionales, otros independentistas, pero que cada posicionamiento no viene a ser más que una careta llamada identidad.

Hace tiempo me identificaba como Patricia, española, escaladora, Guardia Civil, valiente, luchadora… cuando empecé a cuestionarme mis creencias entendí que mi verdadero yo no era nada de todo eso. No me servía de nada defender todas mis identidades porque yo era algo mucho más grande que todo lo que hacía o todo lo que tenía.

Ken Wilber, una de las mayores autoridades mundiales en el estudio de la conciencia, nos cuenta en su libro La conciencia sin fronteras, como el ser humano desde su existencia, se ha encargado de establecer límites, demarcaciones, fronteras, la primera de todas es la limitación que ponemos entre nuestro organismo y el medio externo, creyéndonos separados de todo y de todos, sin que nos demos cuenta de que, como bien concluye el Principio físico de la Holografía, el Todo está en la parte y la parte está en el Todo.

Es decir, la Consciencia de  Unidad, se manifiesta en nosotros a través de nuestra conciencia. El dos equivale al uno, sin el mal no podemos conocer el bien, sin la enfermedad no podemos conocer la salud, la materia y la energía, la luz y la oscuridad, la mente y el cuerpo, la vida y la muerte, la razón y el instinto… en definitiva la dualidad creada desde la unidad. El problema está cuando rechazamos al opuesto. Cuando negamos nuestra propia sombra.

La sombra y el posicionamiento de la psique

Entonces decidí observarme, aceptar a mi sombra como parte de ese Todo. Entender su mentalidad y abrirme al Campo de las infinitas oportunidades, ese momento presente que nos hace vivir en la incertidumbre, sin miedo al cambio porque como bien dijo Albert Einstein:

«Las crisis son la mejor bendición que le puede suceder a las personas y países porque la crisis trae consigo progreso. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura» Albert Einstein.

Integrar la sombra

Aquel mes de octubre de 2017, tomé consciencia de que no quería seguir posicionándome, que entendía a ambas partes, cada una de ellas con sus creencias y sus ideales que vienen adquiridos de un inconsciente familiar y un inconsciente social.

Aquellos días tuve la oportunidad de encontrarme con mi propia sombra y abrazarla.

El día que proclamaron la Independencia de Cataluña, entré en una tienda de fotografía para revelar unas fotos. El dependiente tendría unos 55 años y parecía un hombre muy serio. Entiendo que al entrar yo en la tienda nuestra vibración era diferente, por eso los dos nos manteníamos serios y distantes.

El hombre tenía puesta la tv3 donde se estaba hablando de la proclamación de la independencia. Mientras esperaba el revelado me atreví a cortar el hielo sobre lo que se hablaba en la televisión.

Entones él me expuso superficialmente sus razones, las cuales pude ver que estaban llenas de sentimientos profundos, mientras yo le resumí mi visión desde el lado más humano. Me percaté de que no lo quería escuchar porque me cortó y me dijo, «mira no importa, no creo que solucionemos nada hablando de esto». Me reveló las fotos y con una cara más amable nos despedimos.

En otra ocasión me habría ido de la tienda nada más ver lo que tenía aquel hombre en la televisión, pero no lo hice porque quise ver más allá de esa máscara. Entendí que si ya no me estaba provocando enfado ni rabia ni rechazo es porque estaba integrando mi sombra.

Abrazo a mi sombra y la abrazo desde el lado más humano de mi persona, que es lo que necesita el mundo para que haya paz, amor y no guerras, muertes ni violencia. La misma UNESCO dice:

«Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse lo baluartes de la Paz»

Para que brille la luz, tiene que existir la oscuridad, pongamos luz a cada uno de los pensamientos negativos que tenemos para que haya más paz en este mundo.

Observa aquello que ves en los demás que te molesta y que te altera emocionalmente, porque estás ante tu sombra, y forma parte de ti. Es todo aquello que no te han permitido o no se ha permitido en tu familia y en tu cultura y que rechazamos.

No te aferres a que tus creencias son la verdad y mira desde el no posicionamiento, el no juicio, porque todos somos lo mismo detrás de esas creencias y esa máscara con la que nos identificamos. No se trata de dejar de tener unas creencias, sino de pensar que mis creencias son la verdad.

Cada uno de nosotros lleva consigo un Dr. Jekyll y un Mr. Hyde, una persona afable y una entidad tenebrosa. Bajo la máscara del Yo consciente se ocultan todo tipo de emociones y conductas negativas: rabia, celos, resentimiento, codicia, lujuria, mentira, tendencias asesinas y suicidas…(1)

Este territorio inexplorado de nosotros mismos es conocido en psicología como la sombra personal. Todo el mundo tiene una sombra, contrapartida de su ego. Una sombra que comienza ya a desarrollarse en la infancia, a través de la educación, cuando negamos la parte oscura de nosotros mismos y fingimos identificarnos con nuestros ideales; una sombra que permanece siempre al acecho y que emerge con fuerza en cualquier momento.(1)

Así, por ejemplo, cuando sentimos un inexplicable sentimiento de antipatía hacia alguien, o cuando descubrimos un rasgo inaceptable en nosotros mismos, o cuando repentinamente nos invade el odio, la envidia, la vergüenza.(1)

Encontrar la propia sombra, enfrentarse con ella, aprovechar su poderosa energía, todo ello pertenece a la autorrealización más profunda del ser humano. Ya dijo Jung que uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad.(1)

Me despido con una bella frase de Un Curso de Milagros que dice así:

«(…) no excluyas a nadie de tu amor, o , de lo contrario, estarás ocultando un tenebroso lugar de tu mente donde se le niega la bienvenida al Espíritu Santo. Y de este modo te excluirás a ti mismo de su poder sanador, pues al  no ofrecer amor total no podrás sanar completamente». Texto: Cap. 13-III, pág. 270

 

Referencias bibliográficas:

(1) Encuentro con la sombra, una recopilación de trabajos de autores como C. G. Jung, J. Campbell, K. Wilber, M. S. Peck, R. May, L. Dossey, M-L. von Franz, S. Keen, R. Bly y otros

«Encuentro con la sombra ofrece una visión panorámica del lado oscuro de la naturaleza humana, tal y como surge de las relaciones, en el trabajo, en la familia, en la sexualidad, en la política, en la terapia, en el crecimiento personal… Encuentro con la sombra nos enseña a alcanzar una genuina auto-aceptación, a aprovechar las emociones negativas, a superar la culpa, a reconocer nuestras «proyecciones», a usar diversas actividades -tales como la escritura, el dibujo, los sueños- para recuperar la parte rechazada de nosotros mismos. Porque en la oscuridad de la sombra está también nuestra plenitud».

Patricia Guijarro

Acompañante y mentora de mujeres que quieren mejorar su autoestima, salud y bienestar emocional. Inconformista y buscadora de la verdad, he descubierto el poder que tienen las emociones y los pensamientos en nuestra vida.

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