El rechazo al cuerpo, la exigencia que mantienes con la comida, el miedo a engordar, la culpa por comer mal o tu rigidez con el deporte, te impide realmente disfrutar de la libertad de SER tú misma.
Esta inseguridad y falta de amor propio la proyectas en tus ciclos menstruales y relaciones sexuales, pudiendo experimentar dolor, rigidez, vergüenza, necesidad de satisfacer al otro, falta de gozo y de placer propio.
El desequilibrio entre tu energía femenina y masculina te lleva a polarizarte en la guerrera amazona o la eterna doncella, impidiéndote experimentar el poder de Afrodita, la Diosa del amor, la belleza, la seducción, el placer y la transformación.